México con los boletos de avión más caros
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17 junio, 2011
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Alex de Gunten, presidente de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), declaró recientemente que en comparación con el resto de los países…
Alex de Gunten, presidente de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), declaró recientemente que en comparación con el resto de los países del continente, México paga mayores precios por boletos de avión.
Según una investigación de Excelsior, un viaje redondo por American Airlines México-Nueva York es casi equivalente a uno en Aeroméxico México-Cancún, en las mismas fechas. La cotización del primero fue de 6 mil 138 pesos, el segundo, 6 mil 116.
Esto se debe, según él, a que la industria de este país todavía no es muy eficiente, aunado a los monopolios, tanto dentro de los aeropuertos como en la venta de la turbosina, combustible necesario para el funcionamiento de los aviones.
Gunten recordó que en 2009, cuando el mundo experimentó la gran crisis, la mayoría de las aerolíneas estuvo a punto de caer en bancarrota; un caso claro fue Mexicana de Aviación. Sin embargo los monopolios de los aeropuertos registraron ganancias entre un 20% y 30%. Éstas son resultantes del cobro de los aeropuertos a las aerolíneas, dinero que al final se ve reflejado en el costo del boleto.
Esto representa una contradicción, pues la industria de las aerolíneas ha experimentado pérdidas increíbles, y por otro lado los aeropuertos han registrado los mejores resultados de su historia.
Otro detalle que parece inconcebible es que en México, un país productor y exportador de combustibles, la turbosina sea más cara que en Miami y otros sitios de Estados Unidos. Esto también tiene un perjuicio para el pasajero, pues los insumos en este factor representan un impacto del 30%, y en algunos casos el 40% en los vuelos, costo que también terminan pagando los pasajeros.
Según Guten, gran parte del problema es el monopolio de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) que provee de turbosina, por lo que, al no tener competencia, no existen incentivos para reducir los costos.