La historia del faro apagado

Luego de borrar unas tres veces la introducción de este artículo, llegué a la conclusión de que por más que quiera darle la vuelta la situación terminará en el mismo lugar… el abandono de un monumento que bien podría ser explotado dentro de las ofertas turísticas de la capital dominicana.

El Faro a Colón, obra inaugurada en el año 1992, se encuentra en total abandono según explica el gobernador del monumento, Mario Bonetti.

Este magnífico lugar dedicado al descubridor de América, tuvo sus años de gloria y ahora es solo un laberinto fantasmal que recibe solo dos horas de servicio eléctrico, sin agua, sin alumbrado y la indiferencia de las autoridades que no salen al rescate de al menos la descuidada área verde que lo bordea y lo que queda de la bandera nacional que ondea penosamente.

Este monumento que en sus inicios recibió al hoy canonizado Juan Pablo II, guarda recuerdos excepcionales y un gran tesoro histórico del país, urge su rescate, revitalización e inclusión dentro del paquete turístico ofrecido para el turismo en la ciudad, porque tiene mucho que mostrar.

El Faro apagado, como he querido llamarle, recibe diariamente aun en estas condiciones unos 150 turistas, en su mayoría visitantes rusos, que dejan al Estado entre 400 y 500 mil pesos mensuales, dato que ofreció Bonetti durante una rueda de prensa.

El grito de auxilio ha sido enviado a las autoridades competentes, la necesidad de crear más brechas para el turismo que ayuden a diversificar la oferta y que muestre además un poco mas de nuestra historia, es más que latente.