Turismo cambiante

Cada día hay muchos motivos para mantener en la mira a la competencia, cada vez es más fuerte, directa y abierta.

Latinoamérica es hermosa por sí sola, tiene muchísimo potencial para situarse en la preferencia de cualquier turista del mundo, pero hay que tener cuidado con los errores cometidos antes y vigilar los errores que cometen los otros para no repetirlos.

Es cierto, Internet y las redes sociales nos han facilitado herramientas para tener más acceso a nuestro mercado, ha permitido abrir nichos que antes eran impensables trabajarlos con facilidad. Sin embargo, es un arma de doble filo.

La exposición continua hace que nos pongamos en el foco u ojo del huracán para ser admirados o criticados.

Es por ello que no solo las autoridades con la responsabilidad de cumplir eficazmente su trabajo, sino también las  agencias de viajes, aerolíneas y el sector hotelero afrontan el reto de satisfacer las necesidades y expectativas que tienen los turistas sobre su destino.

El crecimiento en el mediano plazo del índice de vacacionistas es un tema frecuente en los países de la región, con algunas excepciones, la estabilidad política y económica de la región hacen que los turistas nos escojan entre muchos atractivos de otras partes del mundo.

Se prevé que hacia el 2030 el número de turistas se triplique y Latinoamérica reciba unos 60 millones de turistas anuales, lo que implicará también un incremento de los viajes internos.

El perfil del turista variará, por lo que el sector debe mejorar los servicios e invertir en un producto innovador, adaptado a las demandas de clientes provenientes de realidades culturales muy distintas, que solicitarán traslados, traductores y una adecuada infraestructura interna.

Un punto muy importante que hay que trabajar fuerte y constantemente, es la variedad de los productos que se ofrecen, los conceptos que se venden y el no encasillamiento de un destino.