Más vale…

En Cuba resulta muy popular una frase que asevera que más vale tarde, que nunca, y esta se aviene de maravillas para calificar una reciente decisión de las autoridades de la Isla…

En Cuba resulta muy popular una frase que asevera que más vale tarde, que nunca, y esta se aviene de maravillas para calificar una reciente decisión de las autoridades de la Isla.

El gobierno de La Habana autorizó ya desde mediados de la semana en curso, que sus campesinos vendan productos agrícolas a los establecimientos turísticos de forma independiente a las empresas estatales.

La medida se pondrá en práctica para agilizar el abastecimiento de alimentos frescos, arroz y carbón vegetal a los hoteles y evitar, de esa manera, las pérdidas a causa de la lentitud para comercializar las cosechas, algo que los medios periodísticos locales han denunciado reiteradamente en los últimos tiempos.

Además, se evitará el trasiego innecesario de las producciones y propiciará el ahorro de combustible, dos temas esenciales para la recuperación económica y muy a tono con la estrategia de hoy día, encaminada a la actualización del modelo económico nacional.

Celebramos que finalmente la lógica se haya impuesto y dejado atrás trabas que solo hacían entorpecer el proceso y causar estragos de diverso signo.

Esta ley será beneficiosa para las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) y Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), únicas formas de producción agrícola que hay en Cuba.

Por otra parte, disminuirá los costos en la industria turística cubana, bastante altos si tomamos en cuenta que el país caribeño importa frutas, hortalizas, condimentos, entre otros víveres, para surtir sus establecimientos vacacionales.

La actual es la tercera medida en importancia tomada por el gobierno de Raúl Castro en lo que va de año y fue antecedida por la autorización a la compraventa de autos y casas.

Este jueves primero de diciembre entrarán en vigor disposiciones legales que autorizan a todas las formas productivas del territorio a vender productos agrícolas no industrializados, directamente a las entidades turísticas, con lo cual quedan atrás intermediarios y dilaciones, que debieron dejar de existir hace buen tiempo.

Las nuevas regulaciones no implican que el mecanismo de ventas directas sustituya al ya existente, si no que es una opción adicional con el fin de alcanzar mayor dinamismo, variedad y calidad en el suministro de los artículos a la industria del ocio, y reducir los gastos de transportación y las mermas.

Los precios se establecerán por acuerdo entre las partes y siempre en pesos cubanos

(CUP), mientras que los horarios de abastecimiento deberán pactarse tomando en cuenta que no afecten el desempeño de las instalaciones turísticas. Así que solo resta esperar por los resultados y reconocer, una vez más, que ciertamente es mejor tarde, que nunca.