Las cenizas y sus efectos

Retrasos, cancelaciones de vuelos, cierre de aeropuertos, pérdidas millonarias, incertidumbre y preocupación son algunos de los efectos que ha ocasionado la erupción del volcán chileno Puyehue. Durante diez días Argentina, Chile y Brasil han visto como sus conexiones aéreas han quedado paralizadas por el manto de cenizas que cubre su espacio aéreo. Esta lamentable situación se agudiza más al saber que las cenizas volcánicas se mantendrán activas al menos una semana más…

Retrasos, cancelaciones de vuelos, cierre de aeropuertos, pérdidas millonarias, incertidumbre y preocupación son algunos de los efectos que ha ocasionado la erupción del volcán chileno Puyehue. Durante diez días Argentina, Chile y Brasil han visto como sus conexiones aéreas han quedado paralizadas por el manto de cenizas que cubre su espacio aéreo. Esta lamentable situación se agudiza más al saber que las cenizas volcánicas se mantendrán activas al menos una semana más.

Las líneas Lan, Aerolíneas Argentinas, Austral, TAM y Gol se han tenido que aferrar a su paciencia y a seguir muy de cerca los servicios meteorológicos, mientras se empeñan en reprogramar vuelos para cuando Puyehue se lo permita. Eso sí, a los pasajeros hay que garantizarles que sus boletos de vuelos no se verán penalizados por el tiempo en que persistan las cenizas.

En el caso de Argentina, las pérdidas superan los 50 millones de pesos, con un total de 91 vuelos suspendidos en el aeropuerto Aeroparque y 76 en Ezeiza. Nada favorable para un destino que se esfuerza en desarrollar su industria turística y en consolidar su desarrollo económico.

Los retrasos no sólo afectaron a pasajeros, sino también a diplomáticos y políticos, entre ellos el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien tuvo que aterrizar a 800 kilómetros de Buenos Aires y viajar en un autobús por tierra a la capital argentina. El presidente electo de Perú, Ollanta Humala también se vio perjudicado por el cierre de los aeropuertos, ya que tuvo que viajar por barco entre Montevideo y Buenos Aires, un trayecto que tarda tres horas y que en avión lleva unos 35 minutos.

En este caos no hay culpables a quienes señalar. Ojalá que este fenómeno de la naturaleza se disipe lo más pronto posible.