El turista no se anima a salir de los hoteles por abandono del malecón

El malecón de Santo Domingo es hoy por hoy un espacio que le suma poco o nada a los hoteles ubicados en su proximidad. ¿Causas? El estado de arrabalización y abandono en que ha permanecido ese centro de esparcimiento en los últimos años, situación que, según ha sabido arecoa.com de fuentes ligadas al sector hotelero capitalino, hace que el turista sencillamente no se sienta animado a salir de los hoteles en que se hospeda.

“Lo normal es que el visitante se sienta interesado en recorrer el malecón, como ocurre en otras ciudades, pero en el caso de Santo Domingo, el deterioro del malecón no anima al visitante extranjero a salir de los establecimientos para caminar por los alrededores de ese atractivo que ha perdido su brillo por las malas condiciones en que está”, indicaron las citadas fuentes.

Otro factor que se suma al abandono del malecón, protagonizado en primer lugar por los focos de basura y falta de iluminación en todo su trayecto, es que “las vías de ese espacio no son las más seguras, representando un riesgo para el visitante hasta tener que cruzar las calles”.

Las fuentes hoteleras exteriorizaron su disgusto con el alcalde Roberto Salcedo porque, según ellos, solo se preocupó por darle un “enfoque populista” al malecón, descuidando así el aspecto hotelero, destacándose esto más en tiempos como Semana Santa o verano.

Para bien de los turistas y de la industria hotelera de Santo Domingo, se empieza a ver una luz al final del túnel, y tiene que ver con el alcalde electo David Collado, quien ha dicho que el rescate del malecón será una de las prioridades de su gestión.

La confianza en Collado no se percibe solo en la gerencia de los hoteles ubicados en las proximidades del malecón, sino que hasta el propio titular de la Asociación de Hoteles de Santo Domingo, Roberto Henríquez, la ha externado en distintas ocasiones, resaltando que un malecón en óptimas condiciones representa un aporte muy significativo para la hotelería de Santo Domingo, porque vendría también a dinamizar la vida nocturna.