Remozamiento de Ciudad Colonial dispara precio de alquiler, según residentes

En los últimos meses las autoridades se han enfocado en destinar millones de dólares al remozamiento de la Ciudad Colonial con la esperanza de que más turistas lleguen al lugar. Sin embargo, los residentes del área temen porque se dispare el precio del alquiler de las viviendas y locales comerciales.

La remodelación que ha incluido la reparación de calles, la recogida de basura, la instalación de faroles y la renovación de edificios centenarios, es “traumático” para ­quienes habitan o tienen negocios en la ciudad más antigua de América Latina.

Y hay opiniones encontradas. La Coordinadora del Programa de Fomento al Turismo en Ciudad Colonial (PFTCC), Maribel Villalona, asegura que en la segunda fase de reposición se destinaría una ayuda a las familias pobres para restaurar 200 viviendas y proporcionar empleos y préstamos para pequeñas empresas. Estas promesas no calman las ansias de Fidel Pérez, un fotógrafo de 48 años que reside allí.

El profesional de la fotografía tuvo que buscar una vivienda lejos del centro, por primera vez en su carrera, porque los 300 o 400 dólares que puede pagar para rentar una casa, sólo cubren el alquiler de un aparta-estudio en la vieja urbe.

Para Pérez los alquileres se han disparado tras la primera etapa de reacondicionamiento de la zona y no cree, por ahora, que las mejoras en el área beneficiarán a sus trabajadores.

También se encuentra el caso de Angelo Louis, un peluquero de 19 años, quien alquila un espacio de 8,4 metros cuadrados (construido hace más de 500 años) y sin baño por 350 dólares mensuales en la calle El Conde, quien tendrá que irse porque en los próximos meses el edificio de propiedad privada en que opera será restaurado con dinero público.

Estas informaciones están recogidas en un artículo de la NBC News Latino titulado “Santo Domingo, la Ciudad Colonial más antigua de América Latina, gasta millones para renacer”, en el que se destaca que algunos dueños de comercios están encantados con la reestructuración, mientras que los residentes observan nerviosamente que serán tasados y desplazados por una oleada de nuevos y elegantes restaurantes y tiendas.