Protestan en Samaná por falta de atención a problemáticas que frenan avance turístico

Autoridades y residentes de Samaná expresan sus quejas por la falta de atención que tiene la provincia por parte de las autoridades, en donde la carencia de los principales servicios, la adecuación de las playas y otros problemas afectan el desarrollo turístico de este destino.

Pese a una leve mejora en temas de seguridad ciudadana, estos problemas han afectado la llegada de visitantes y ha encarecido la vida de los ciudadanos de Samaná.

La alcaldesa Mariana Vanderhorts aseguró que su gestión hace lo posible por luchar contra todos los conflictos que atraviesa la provincia, pero las malas condiciones estructurales sobrepasan los esfuerzos que realizan, aceptando inclusive que las aguas residuales que llegan a la playa es un grave dolor de cabeza para la alcaldía y expresa que han hecho intervenciones que han mejorado el problema.

El costo del peaje supone otro problema, el precio de un vehículo sencillo es de RD$862 en viaje de ida y vuelta, costo que sube a RD$1,876 si se atraviesa la vía hacia el aeropuerto El Catey. Otro gran inconveniente es el costo de la energía eléctrica en donde el costo del servicio es de 21 pesos por kilovatio hora, lo cual afecta sensiblemente a los hogares y comercios. Luz y Fuerza es la empresa concesionaria del servicio.

Vanderhorts y Robinson Espino, presidente de la Unión de Juntas de Vecinos de Las Terrenas, critican el papel de las autoridades de Medio Ambiente y alegan que los representantes de turismo son prácticamente invisibles.

Protestan porque parte del problema en Las Terrenas se deben al crecimiento desorganizado, ya que el Estado no intervino al principio del desarrollo del destino. “Nunca el Estado trazó las reglas”, expresó Vanderhorts. Mientras que Espino alegó que la seguridad ha mejorado luego que integraran más vehículos, pero dice faltan más policías. Solo hay 28 para la seguridad de 25,000 habitantes más los visitantes.

Bienvenido Díaz, directivo de la Unión de Organizaciones para el Progreso de Samaná, declaró que en Las Terrenas, el agua llega algunas veces, pues no está conectado al acueducto central. Según Díaz, la empresa Boulevard Turístico del Atlántico (BTA) se opone a la conexión a través de la vía concesionada.

El sistema cloacal es un grave problema “cómo un turista va recorrer una calle si el mal olor no hay quien lo soporte, si va a la playa está llena de basura”, expuso Díaz.

Anibal Encarnación, presidente de la Asociación de Guías, añadió que la falta de drenaje fue crucial para que los cruceros dejaran de llegar a la provincia. En el 2008 llegaron 121 cruceros y fueron descendiendo al punto que este año sólo se esperan 33. Encarnación entiende que este es un golpe muy duro para la provincia, pues por cada crucero que llega se quedan cerca de 1.5 millón de pesos en gastos de autobuses, taxis, guías, comidas y otros servicios.

Cada crucero trae entre 2,000 y 3,000 turistas que visitan toda la provincia a través de diferentes excursiones. Para Encarnación esta es la fuente de ingreso más grande de la provincia, donde sólo hay cuatro grandes hoteles de un solo propietario. “En vez de progresar como provincia, vamos retrocediendo”.

A estos temas se agrega el deterioro de las casas victorianas, y a pesar de que se prometió su restauración, el proyecto no ha iniciado. Además, hace un mes se paralizó la reparación de de calles y aceras.

Diaz, recordó que Sánchez es el casco histórico de la provincia y punto de interés del turista que ha dejado de ir por el abandono. Además la arrabalización en la entrada del municipio de Santa Bárbara impacta negativamente a los visitantes.

El alcalde Miguel Bezi indicó que los cruceros seguirán llegando a Samaná, pues se trata de una industria que oscila y muestra de ello es que este año viene una línea nueva. Entiende que lo ideal es que Samaná tenga un gran puerto de cruceros para lo cual se requiere una inversión muy grande que el Estado solo no puede asumir.

Subrayó que un destino turístico como Samaná requiere una subvención especial, pues con cerca de cuatro millones de pesos al mes no puede levantar obras necesarias y ofrecer los servicios. Cita de ejemplo al emblemático puente de Samaná, con 40 años está muy deteriorado, y pese a que lleva cuatro años pidiendo su reparación a los ministerios de Obras Públicas y Turismo no priorizan la obra.