Estados Unidos de moda por turismo meteorológico

Estados Unidos se apunto un buen lugar entre los amantes del denominado turismo meteorológico, especialmente el turismo de tornados.

Por más ridículo que suene, la industria se torna cada vez más competitiva y numerosas empresas ofrecen expediciones de persecución de tornados y de las tormentas más agresivas a pesar de comprobar el efecto devastador de las mismas como lo ocurrido esta semana en Oklahoma donde fallecieron 24 personas.

Empresas como Cloud 9 Tours, Extreme Tornado Tours y F5 Tornado Chasing Tours, ofertan por unos tres mil dólares por cabeza un vehículo en el que expertos meteorólogos se lanzan a la carretera a la búsqueda del tornado.

Con el deseo de poder percibir la madre naturaleza en primera persona, cientos de personas viajan por el mundo buscando desastres naturales que suelen ver sólo a través de los medios de comunicación. Viajan en vehículos con un reducido número de clientes equipados con radares, satélites y tecnología de todo tipo con la que se persigue alcanzar a una distancia prudencial los tornados más peligrosos. Dentro del paquete se pueden incluir alojamientos, comidas e incluso la grabación de la experiencia.

Extreme Tornado Tours asegura ofrecer a sus clientes «la experiencia más emocionante en persecución de tornados del mundo». En su página web ofrece en estos momentos diecisiete expediciones, y en solo tres de ellas quedan plazas libres, según el portal Minutos de España.

Estados Unidos es el país donde mayor número de tornados, unos mil al año, y con mayor potencia se registran. El lugar perfecto para este tipo de expediciones es Tornado Alley, un territorio en las grandes llanuras, desde Dakota a Texas, donde el frío aire polar de Canadá se encuentra con el cálido aire tropical del Golfo de México. Allí cada año se contabilizan allí unos 700 tornados de más o menos intensidad.

Otros países como Argentina o Bangladesh también registran un elevado número de tornados. En España la situación es más tranquila y este tipo de fenómenos meteorológicos ocurren con poca asiduidad, a veces en la costa mediterránea y Baleares en épocas de otoño.