Cubanos disfrutan como «turistas» en Cuba

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12 julio, 2011 Deja un comentario

Los cubanos residentes en la isla y los emigrados que la visitan se han convertido en el grupo turístico más numeroso después de los canadienses. Según informó un comentarista económico de la televisión oficial, creando un malestar entre los anticastristas en EE UU…

Los cubanos residentes en la isla y los emigrados que la visitan se han convertido en el grupo turístico más numeroso después de los canadienses. Según informó un comentarista económico de la televisión oficial, creando un malestar entre los anticastristas en EE UU.

Según la nota informativa, después de los canadienses, los cubanos residentes en la isla y los emigrados que la visitan se han convertido en el grupo turístico más numeroso. Este incremento se registra por la apertura de los hoteles a huéspedes nacionales y el crecimiento del número de emigrados que visitan a la isla caribeña, que fueron 300.000 en 2010 y se espera que este año aumenten en un 30%.

Este comportamiento obedece principalmente luego que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, eliminara las leyes de su antecesor, George W. Bush, que prohibían a los cubano-estadounidenses viajar a la isla más de una vez cada tres años y limitaban el dinero que podían gastar.

La situación ha hecho sonar todas las alarmas del anticastrismo de Miami, que está proponiendo en Washington leyes para prohibir los viajes, una iniciativa que despertó el rechazo público de una parte de la disidencia interna, así lo informa la página de internet del periódico venezolano El Nacional www.el-nacional.com

Según el Ministerio de Turismo de Cuba, el número de visitantes que recibe la isla cada año ronda los 2,5 millones. De ellos, 945.000 son canadienses, 174.000 británicos, 112.000 italianos, 104.000 españoles, 93.000 alemanes y 80.000 franceses.

Desde que el presidente Obama eliminó las restricciones, la cantidad de emigrados que viajan a Cuba anualmente se triplicó, superando el número de turistas británicos, italianos y españoles en su conjunto.

Muchos vienen con dinero para explorar la posibilidad de comprar una casa o un automóvil a través de sus familiares e incluso sueñan con invertir pequeñas cantidades de dinero en negocios que pueden llegar a ser muy lucrativos.

Los emigrados le dejan dinero a Cuba desde que inician los trámites de viaje, pagando cientos de dólares en pasaportes y permisos de entrada al país. Los precios de los pasajes aéreos son también altos respecto a la distancia que recorren.

La mayoría visitan la isla para ver a sus familiares y vienen cargados de regalos. Los bolsos que traen, curiosamente llamados «gusanos», son pesados y cobrados dos veces, una en el aeropuerto de Miami y otra al llegar a La Habana.

Cuba sólo autoriza 30 kilogramos de equipaje. Las maletas se pesan y todo lo que exceda esa cantidad debe pagarse a US$10 el kilo. Los efectos electrodomésticos como televisores, DVDs o computadoras son gravados con un impuesto del 100%.

Una vez fuera del aeropuerto siguen gastando mucho. Aunque generalmente no pagan hospedaje, se mueven en compañía de familiares y amigos, con lo que se disparan sus facturas en supermercados, tiendas, restaurantes y bares.

Los emigrados no son el único grupo de cubanos que se hospedan en hoteles, muchos residentes en la isla con ingresos en dólares también lo hacen y durante el verano de 2010 se convirtieron en el 10% de los huéspedes registrados.

Se trata de personas que trabajan para empresas extranjeras o por cuenta propia, pequeños campesinos, empleados del sector turístico, receptores de remesas familiares y un número de individuos cuyas fuentes de divisas son un misterio.

Los cubanos -emigrados y residentes- que se hospedaron en hoteles el año pasado llegaron a sumar 3,3 millones de pernoctaciones frente a los 16 millones de los turistas extranjeros registrados por la Oficina Nacional de Estadísticas.

Para los políticos anticastristas de EE.UU., la situación es desagradable: no sólo está ingresando dinero fresco a las arcas del Estado cubano, sino que además se les hace difícil explicar cómo es que los refugiados políticos van de vacaciones al país que los persigue.

Tratando de revertir la situación, el legislador cubano-estadounidense Mario Díaz-Balart logró introducir en la ley de gastos para servicios financieros del año fiscal 2012 una propuesta que limita las remesas y prohíbe los viajes a Cuba de los emigrados.

La iniciativa fue inmediatamente rechazada por la Agenda para la Transición, frente que reúne a varias organizaciones disidentes dentro de Cuba. Su portavoz, Francisco Chaviano dijo que esa ley dejará al pueblo cubano atenazado entre dos fuegos.

Tampoco contará con el apoyo de aquellos cubanos que tienen la familia dividida entre Cuba y Miami. Incluso empresarios provenientes del exilio radical, como Carlos Saladrigas, se preparan para invertir en la isla apenas La Habana se lo autorice.



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