Favelas de Río de Janeiro empiezan a formar parte del circuito turístico

Con el paso del tiempo, las favelas de Río de Janeiro se han ido adentrando en un proceso de pacificación, lejano a las épocas pasadas, tanto que poco a poco se han ido integrando al circuito turístico de la Cidade Maravilhosa.

Lo que antes eran lugares violentos de la ciudad, el día de hoy atraen a turistas y albergan sets de filmación.

Con esto, se ha dinamizado las operaciones inmobiliarias que quisieran transformarlas en nuevos barrios residenciales.

La última novedad es una guía gastronómica destinada a quien quiere evadirse de los circuitos tradicionales para adentrarse en lo que hasta hace poco eran auténticas zonas de guerra bajo el control de bandas de narcotraficantes.

La guía selecciona los mejores restaurantes de las comunidades pacificadas de Rocinha, Santa Marta, Alemao, Vidigal y Tabajaras, para probar peces, crustáceos o una simple hamburguesa «gozando de una vista encantadora y la amplia sonrisa de la gente», según el portal Viajes Boletín.

En otras favelas como Tavares Bastos y Cantagalo están abriendo restaurantes pequeños y locales de música, no con la samba popular sino con un refinado jazz para atraer a los turistas y los habitantes de los barrios ricos del sur.

Hasta ahora fueron pacificadas unas 30 favelas y el objetivo es llegar a unas 40 para el año próximo.

La Unidad de Pacificación Permanente (UPP) y los agentes especiales de policía del BOPE vigilan permanentemente, pero en algunos lugares el riesgo sigue siendo alto: las tres bandas que controlan Río -el Comando Vermelho, el Terceiro Comando y los Amigos dos Amigos– aún son muy activos y prosperan con el tráfico de drogas.

El gobierno aumentó en 7.000 unidades el número de agentes en servicio, llevándolo a 44.000, y espera llegar a 60 mil efectivos antes de la Copa del Mundo de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.