El presidente del Grupo Punta Cana recuerda cuando dudaban de sus ideas
“A Rainieri parece afectarle el sol de Punta Cana. Hará un aeropuerto…”
Su filosofía descansa en tres elementos: “Visión, perseverancia y mucho trabajo”
Éxito marca sus 45 años de historia
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8 diciembre, 2014 Por M. S. 1 comentario
El éxito que exhibe actualmente el Grupo Puntacana es el resultado de su filosofía asumida desde el principio, la cual descansa en tres elementos esenciales: “Visión, perseverancia y mucho trabajo”. En su trayectoria de 45 años, Grupo Puntacana ha tenido que superar muchos obstáculos, algunos de ellos en término de inversión para el proyecto que comenzaron hace ya más de cuatro décadas, mientras que otros están vinculados a la poca visión y pesimismo que albergaron muchos. Muestra de ello es que en su discurso de apertura de la Terminal B del Aeropuerto de Punta Cana, el presidente del grupo turístico, Frank Rainieri, recordó la siguiente frase recogida hace años en una columna de un periódico de circulación nacional “… Al amigo Frank Rainieri parece que el sol de Punta Cana lo está afectando. Quiere construir un aeropuerto internacional en el medio de la nada…”.
Por el interés que reviste el contenido del discurso de Rainieri, preparado para el acto de la apertura oficial de la TB, arecoa.com lo reproduce de forma íntegra a continuación:
Justo en este mes de Noviembre, se cumplen 45 años de la creación de la Compañía de Desarrollo Turístico, Residencial e Industrial, S. A., (CODDETREISA en sus siglas), hoy mejor conocida como Grupo Puntacana.
Parece que fue ayer cuando un grupo de prominentes norteamericanos, liderados por Theodore W. Kheel, decidieron adquirir una gran porción de terreno en una aislada zona del extremo Este de nuestro país, prácticamente desconocida para la inmensa mayoría y que algunos Higüeyanos conocían como Yauya y otros como Punta Borrachón.
Allí apenas sobrevivían unas cuantas familias dedicadas a la pesca, a explotar irracionalmente los bosques que llegaban hasta la orilla del mar, produciendo carbón o haciendo traviesas para las líneas férreas de los ingenios azucareros. Desde Macao a Juanillo había solo 52 familias y ningún tipo de infraestructura ni servicios.
El destino permitió que ese prominente abogado Norteamericano, Ted Kheel, conociese a un joven dominicano de apenas 24 años y que de esa relación se iniciase un sueño que todavía hoy continúa.
No fue un inicio fácil. Higüey tenía menos de 20,000 habitantes y nos tomaba de 4 a 6 horas llegar a Punta Cana, cuando las lluvias y el mar lo permitían. La economía de esta región se basaba en las plantaciones de caña y los hatos ganaderos. En el país había menos de 1,000 habitaciones hoteleras, incluyendo los hoteles construidos por la dictadura, el turismo no era considerado una actividad económica de importancia, y no existían ni leyes ni fondos para el turismo.
En este escenario, con 3 empleados, nació lo que es hoy el GRUPO PUNTACANA. Estas circunstancias nos obligaron desde nuestros inicios, a comprender que debíamos ser emprendedores, que no podíamos contar con el Estado ni que la sociedad entendiese nuestros sueños. Es quizás por esto que adoptamos tres palabras claves en las que se basa nuestra filosofía de empresa: Visión, perseverancia y mucho trabajo. A estos conceptos sumamos la fe en Dios para que nos guiare por senderos correctos.
Buscando la forma de abrir esta inhóspita y aislada región para iniciar nuestro desarrollo, nació en 1971 nuestro primer sueño: el Punta Cana Club. Un hotel de apenas 23 habitaciones, una Casa Club, y muchas ilusiones, y desde el cual podíamos promover una de las playas más bellas del mundo. Para facilitar su conexión con Santo Domingo, construimos nuestra primera pista de aterrizaje de tierra con 2,500 pies de largo, en la que aterrizaban pequeñas avionetas.
No puedo olvidar el momento de la inauguración en que el entonces Presidente Joaquín Balaguer me preguntó en voz baja: “Amigo Rainieri… no pudo usted encontrar un lugar más cercano?»
Con el transcurrir del tiempo comprendimos que la cuesta por la que teníamos que subir era sumamente inclinada y necesitábamos un socio estratégico que nos apoyara en el esfuerzo de dar a conocer al mundo esta esquinita de la República Dominicana. Era más complejo porque no todos los socios originales estaban entusiasmados y los más desencantados se estaban separando del proyecto, y eso reducía los recursos disponibles.
Es así como Ted Kheel, Peter Morales Troncoso, entonces Director de Turismo, y yo, viajamos a París para convencer al entonces Presidente del Club Mediterranee, Gilbert Trigano, de que se asociara con nosotros para construir un Club Meditarranee en Punta Cana.
A Trigano le gustó la idea y el lugar iba bien con su filosofía. Solo nos exigió 4 cosas: El dinero para construir el hotel, la construcción de una carretera que nos uniera con Higüey, un aeropuerto internacional y un acueducto… Casi nada… Pero con la fuerza de la juventud y el entusiasmo por esta bella zona, dimos inicio a la obra.
Luego de 3 años logramos convencer al Gobierno presidido en aquel entonces por el Dr. Joaquín Balaguer, de extender hasta Punta Cana el camino vecinal existente que iba desde La Otra Banda hasta la finca de los Méndez. Ese camino es la actual carretera de Verón a Higüey.
Conseguimos también de parte del Presidente, la no objeción para la construcción del aeropuerto y nosotros hicimos el acueducto. Como nos faltaba el dinero, hablé con el Presidente y convencí al Banco Central para que nos permitieran hacer lo que creo fue el primer Debt-Equity Swap registrado en nuestro país.
Consistía en el uso de fondos bloqueados de tres empresas norteamericanas radicadas en el país. Así, y ya con tres de los requerimientos completados, el 24 de octubre del 1978, iniciamos una sociedad con Club Mediterranee.
Pero el aeropuerto era visto como una intromisión por los estamentos del estado, y eso retrasó 8 años y 3 gobiernos, la formalización de autorización que se nos había dado originalmente para este proyecto. Finalmente en noviembre de 1982, el Presidente Jorge Blanco autorizó la construcción de un Aeropuerto Internacional Comercial. Pero nadie confiaba en el proyecto y el día del primer picazo apenas asistieron algunos de nuestros familiares y un par de autoridades del gobierno.
Un periódico de circulación nacional en una de sus columnas escribió: “… Al amigo Frank Rainieri parece que el sol de Punta Cana lo está afectando. Quiere construir un aeropuerto Internacional en el medio de la nada…”
El 19 de diciembre de 1983, contra viento y marea, recibimos el primer vuelo internacional, un avión de apenas 19 pasajeros procedente de Puerto Rico. Ese día las lágrimas corrieron por nuestros ojos.
Habíamos dado paso a la apertura del desarrollo de nuestra zona. La terminal fue diseñada con cana y madera de los árboles eliminados para construir la pista de 5,000 pies y estos conceptos chocaban con los aeropuertos tradicionales. En un ambiente de críticas, en la que describían al aeropuerto como una choza con pista, más de un año después, en enero de 1985, se realizó la inauguración de esa primera terminal. Nos acompañó el entonces Presidente de la República, Dr. Salvador Jorge Blanco.
De esta forma, nace la segunda parte de nuestro sueño.
El primer año de operaciones, apenas recibimos 2,976 pasajeros, se evaporó más combustible de avión, del que vendimos y teníamos que transportar al personal del Estado todos los sábados desde Santo Domingo hacia Punta Cana para recibir los contados vuelos que llegaban.
Finalmente en 1986 y después de 14 años de aprobada, el Gobierno incluyó a Punta Cana dentro de los beneficios de la Ley 153 de incentivos al desarrollo turístico, decisión que impulsó la construcción de hoteles y el desarrollo definitivo de la zona.
En ese año iniciamos la construcción del Punta Cana Yacht Club, un nombre pretensioso para nuestro hotel de 300 habitaciones, y salimos a conquistar mercados internacionales, especialmente al Europeo por ser más aventurero.
En 1986 también creamos la Fundación Ecológica Puntacana, antes que la cuestión ambiental fuera un tema popular y de que se celebrara la Cumbre de Río. Lo hicimos conscientes de que cualquier industria puede afectar el medio ambiente.
Creamos la Asociación de Hoteles y Proyectos Turísticos del Este, y como solamente había 4 hoteles, incluimos los proyectos hoteleros para poder cumplir con la ley que entonces exigía un mínimo de 7 socios. Esta organización promovió reglas de auto regulación, algunas de las cuales aún están vigentes. Por ejemplo, se estableció 18 metros como altura máxima para las edificaciones, que es el tamaño promedio de los cocoteros, y un límite de 35 habitaciones por hectáreas, que es una muy baja densidad.
En 1987 realizamos nuestra primera expansión en el aeropuerto, y comenzaron a llegar los primeros vuelos directos desde Estados Unidos y Canadá, y desde Europa con parada en Maine. Otros hoteleros españoles descubrieron el potencial de la zona, y se inició la construcción de miles de habitaciones hoteleras. En 1991, realizamos nuestra segunda ampliación para recibir vuelos directos desde Europa. El tiempo nos daba la razón. Los inversionistas extranjeros comenzaban a descubrir el gran potencial de la zona, que los nacionales aún veían muy tímidamente. Mientras tanto, el Grupo Puntacana continuaba su expansión, y construimos más habitaciones para llegar a 350, e iniciamos nuestro primer desarrollo urbanístico y la primera marina de la zona.
Podríamos contar muchas anécdotas sobre esos años. Nuestros socios, a quienes doy las gracias, no percibían un centavo de dividendos, y nuestro pequeño equipo, básicamente mi esposa Haydée y otros colaboradores, trabajaban por lo que se llama “amor al arte”.
Para el año 1994 el aeropuerto hizo su tercera ampliación. Recibíamos 395 mil pasajeros, y la zona seguía creciendo. Nosotros apostábamos íntegramente a la zona y al país. En 1997, nos llegan dos nuevos socios: Julio Iglesias y Oscar de la Renta, ¡Ellos hicieron suyos nuestros sueños! Justo después del huracán George decidimos construir nuestro primer campo de golf, y también Corales, un desarrollo inmobiliario de gran lujo. Además, nuestro reconocido hotel Tortuga Bay, catalogado entre los mejores del Caribe.
Los años vuelan, y hemos continuado trabajando mercados, países y haciendo proyectos dentro del contexto básico de nuestra empresa que conducimos como una iniciativa sustentable donde la armonía entre el hombre y la naturaleza son la base del desarrollo, por lo que a la par de nuestros proyectos para cuidar el medioambiente, nos ocupamos de las personas, actitud de la que son ejemplo el Puntacana International School, el Politécnico Ann y Ted Kheel, la clínica de atención primaria de Verón y nuestros programas médicos, entre otros.
Este año, con motivo de nuestro 45 aniversario, nuestra Junta de Directores decidió aportar un millón de pesos por cada año de la empresa, en otras palabras, 45 millones de pesos para la construcción de canchas, parques, centros comunales, etc., en la Provincia La Altagracia.
Hoy, con orgullo, podemos decirle Señor Presidente, que en los 2 años y 3 meses transcurridos desde que usted tomo posesión, Grupo Puntacana ha inaugurado el Hotel Four Points by Sheraton Puntacana Village, The Westin Puntacana Resort & Club, 78 apartamentos turísticos en el campo de golf Hacienda, y toda la infraestructura que eso conlleva, y esta terminal que nuestro vicepresidente de Negocios y responsable del aeropuerto, Frank Elías Rainieri, describirá más adelante.
Para los próximos meses tendremos la remodelación y ampliación de la terminal A, y avanzaremos en la ya iniciada construcción del Blue Mall Punta Cana, en sociedad con el buen amigo Luis Emilio Veluttini y su familia, y el Proyecto Corbanitos en Baní, con las familias Reid, Selman y Risek.
Señor Presidente, apreciados amigos que nos acompañan, como pueden ver, el sueño que se inició hace 45 años continua. Creemos en nuestra zona, en nuestra gente y en nuestro país.
Por ello, seguimos creciendo, sin prisa, pero sin pausa!!
Muchas gracias.
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Mis felicitaciones a la Familia Rainieri por su perseverancia y empuje al desarrollo de la mejor zona que tenga Latinoamerica para el disfrute de todos.
Cada peldaño de sus logros nos llena de satisfacción a los dominicanos de visión y futuro,
Sigan adelante y que Dios les ilumine por siempre a cada uno de sus familiares,
Pedro