Impuestos al turismo dominicano

Aun cuando no es un impuesto al turismo el titulo de la reforma fiscal por la cual distintos sectores sociales de la República Dominicana, esta si va a afectar directa e indirectamente al sector por el cual la economía dominicana se dinamiza con mayor fortaleza.

Todos los subsectores que tienen relación con el turismo ya han hecho sentir su parecer y opiniones sobre la reforma fiscal que se avecina con fuertes consecuencias a la economía nacional.

La Asociación de Hoteles y Turismo del país, (Asonahores) ha dicho que las declaraciones del Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, quien se había referido que el sector turístico no sería afectado.

Sin embargo con análisis simples de la cadena de valor que hace que el turismo sea el motor de la economía dominicana demuestra que si será afectado y de muy mala manera.

Para empezar, los alimentos que se consumen en los hoteles son producidos en los campos del país, y aumentarles los impuestos a los implementos para su producción, hace que por efecto de margen de ganancias, los alimentos aumenten de precio, afectando a la sociedad en general, pero al caso que nos ocupa, los hoteles tendrán que aumentar sus tarifas y serán menos los turistas nacionales e internacionales que puedan cubrir las mismas.

Pero como ese ejemplo, podemos citar, el precio del combustible, el factor en común que hay con la industria aérea, pero tan solo hay que pensar que los alimentos, muebles, material gastable o de construcción para la industria son transportados en vehículos que consumen los combustibles que aumentan paulatinamente cada semana (prácticamente) de precios, mas el aumento a los impuestos que le serán aplicados.

Recordemos que también en la hotelería se adquieren mantelería, artículos de baño, platería, alumbrado, productos de mantenimiento, además de los servicios de televisión por cable y seguridad entre otros productos y servicios que serán gravados en cada transacción comercial, afectado al establecimiento directamente y de manera indirecta al turista que a la final cargará con el peso de la reforma.

Como consecuencia el nivel de competitividad se verá afectado de manera significativa, perdiendo oportunidades de inversión en el sector, desviándose las mismas a los mercados con los cuales se compite de manera directa.

Al parecer, el mismo gobierno podría ser su propio enemigo para que la industria que más ingresos le aporta se debilite y pierdan poder de producción, además de hacer cuesta arriba la idea de alcanzar los 10 millones de turistas en 10 años.

El riesgo de esta reforma fiscal va mas allá de una simple evaluación y búsqueda frenética de recursos para poder superar un déficit que ha sido la razón principal de la misma.