Sin Confotur no hay paraíso

Hoy por hoy, el turismo es el verdadero motor económico de República Dominicana, así es que desacelerar su brillante crecimiento sería como darle la espalda al progreso y tirar por la borda décadas de intenso trabajo para hacer de esta isla lo que es en la actualidad: un referente turístico a nivel global.

Ante los cantos de sirenas de una reforma fiscal que podría frenar el avance de la industria turística, Asonahores ha advertido con una claridad meridiana el negativo impacto que tendría para la competitividad del turismo el hecho de retirar los incentivos y las exenciones fiscales.

El mayor gremio turístico del país ha indicado que para mantener el dinamismo en las llegadas de visitantes y posicionar mucho más a nivel internacional el sector, resulta fundamental mantener las exenciones fiscales dentro del actual escenario de reformas.

La entidad estima que, si se eliminara el Consejo de Fomento Turístico (Confotur), organismo responsable de gestionar los proyectos de inversión que aplican a la Ley 158-01 sobre Fomento al Desarrollo Turístico, la inversión extranjera directa en el sector podría caer hasta en un 50%. Esto significaría 7,000 millones de dólares menos en ingresos por divisas provenientes del turismo.

La tesis de los contrarios a este incentivo es completamente equivocada al plantear que los inversores ya han ganado suficiente en estos años para seguir teniendo condiciones fiscales privilegiadas, porque, siendo así, el Confotur es muy atractivo para los nuevos empresarios extranjeros que desean invertir en el país. Así es que si se elimina el referido organismo se extinguiría el paraíso.

«Coincidimos en la necesidad que tiene el Gobierno de desarrollar los bienes, los servicios y la infraestructura para la cual necesita la reforma, pero entendemos que, eliminando la ley de competitividad del sector, le restamos a los ingresos del Estado», dijo el presidente de Asonahores, David Llibre, durante una visita a Diario Libre.

Una caída en la inversión extranjera hotelera se traduciría en un descenso en la oferta de habitaciones para que los turistas pernocten en el país, lo que podría reducir hasta en un 30 % la llegada de pasajeros.

Además, si el capital extranjero deja de fluir, alrededor de 780 millones de dólares en recaudaciones estatales se verían comprometidos y, a largo plazo, se reduciría el Producto Interno Bruto (PIB) nominal del sector en 4,000 millones de dólares.