El turismo en la brújula de Cuba

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12 octubre, 2012 Por Félix López Deja un comentario

El turismo, visto como un sector de amplia relevancia en la economía cubana, con infinitas posibilidades de desarrollo, debería constituirse en un tema de especial interés público para la nación. Lo que implicaría verlo más allá de las ofertas y posibilidades de ocio que pueda ofrecernos como clientes, y valorarlo como una importante fuente de ingresos. No es casual que el Sexto Congreso del Partido, al trazar su Política para el Turismo, dejara claro en el Lineamiento 255 que «el objetivo fundamental de la actividad turística es la captación directa de divisas, maximizando el ingreso medio por visitante».

A juzgar por los números más recientes, pareciera que ya se marcha en esa dirección: según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en el 2011 nos visitaron 2,7 millones de turistas, que dejaron ingresos por un monto de 2.503,2 millones de dólares (un 12,8 % más que en el 2010). En los primeros ocho meses del año en curso, se reporta la visita de 2 millones 21 mil 649 turistas, cifra que indica un crecimiento por encima del 5 % respecto a igual periodo del 2011. De mantenerse ese ritmo, el Ministerio de Turismo pudiera terminar el 2012 con una cifra récord de visitantes: aproximadamente 2,9 millones de turistas.

Sin embargo, al reconocer esos resultados, el pasado 23 de julio en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el compañero Raúl expresó: «Sin alcanzarse la cifra planificada de ingresos turísticos, en la primera mitad del año se logra un aumento del 5,8% de los visitantes extranjeros y una mejora de los indicadores principales en esta actividad».

Para llegar a esas cifras el camino ha sido largo. El turismo cubano tuvo su primer auge en los años cincuenta. Entonces se le asociaba a la presencia de la mafia norteamericana en La Habana, capital que era vista desde el norte como un gran hotel-casino-prostíbulo. Triunfó la Revolución y la eliminación del turismo proveniente de Estados Unidos sucedió a la par del nacimiento del bloqueo. La economía nacional, asfixiada, puso sus prioridades en otros programas importantes y el producto turístico cubano fue perdiendo competitividad internacional.

Si bien en los ochenta comenzó a fomentarse la reapertura del turismo internacional en la Isla, no fue hasta 1990 en que se produjo un despegue con un nuevo enfoque de desarrollo para el sector. En 1996, en medio del periodo especial, se logró por primera vez sobrepasar el millón de visitantes (objetivo económico que solo mantienen cinco países del Caribe insular). De ahí al 2012 todos los indicadores fueron en ascenso. Los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington provocaron una crisis en el sector turístico mundial que agudizó la recesión económica y quebró a no pocas aerolíneas. La «onda expansiva» llegó a nuestras playas.

En la actualidad, la planta hotelera cubana (que en 1990 era de solo 12 mil 900 habitaciones) crece a un ritmo promedio anual de 5,6 %, permitiendo la existencia actual de 58 mil 438 habitaciones en 335 hoteles. De ellos, el 65 % posee categorías de cuatro y cinco estrellas. Existen 30 empresas mixtas que operan unas seis mil de esas habitaciones, mientras el Mintur tiene 62 contratos de administración firmados con 13 grupos hoteleros extranjeros, entre ellos Sol Meliá, Barceló, Hoteles C de España y Accor de Francia.

Para comercializar ese amplio producto turístico, Cuba está conectada con 82 ciudades del mundo mediante 65 líneas aéreas regulares y chárter, y cuenta con diez aeropuertos internacionales, diez marinas y tres terminales de cruceros. Hoy, vienen turistas del mundo entero a disfrutar de nuestra hospitalidad popular, atractivos naturales, patrimonio histórico, vida artística y cultural, estabilidad política y seguridad, pero al cierre del 2011 fueron Canadá, Reino Unido, Italia y España nuestros principales mercados.

Esta es la síntesis de una saga informativa, para entender el porqué la dirección del país identifica como una prioridad económica el desarrollo de nuevas inversiones en el sector turístico, tema que se abordó en la más reciente reunión ampliada del Consejo de Ministros. Se trata de seguir la brújula económica de los Lineamientos: «La actividad turística deberá tener un crecimiento acelerado que permita dinamizar la economía, sobre la base de un programa de desarrollo eficiente» (256), e «incrementar la competitividad de Cuba en los mercados, a partir, principalmente, de la elevación de la calidad de los servicios y el logro de una adecuada coherencia en la relación calidad/precio» (257).

Estos temas, los de rentabilidad económica y de calidad en los servicios deberían convertirse en los más importantes para esa masa de trabajadores turísticos, y al mismo tiempo se convierten en la cara, la imagen y el referente sobre quiénes y cómo somos los cubanos para esos más de dos millones de turistas que nos visitan. En el mundo actual, signado por el uso de las tecnologías de la información, el sector turístico mundial está bajo la mirada de millones de personas. Ahora mismo, un turista llega a Cuba e inmediatamente cuenta en las redes sociales, a través de Internet, sus experiencias, y evalúa y juzga la atención recibida. Esa persona, desde una computadora, puede atraer la atención de otros turistas o hacer que desistan de viajar a un destino determinado.

Cuba se ha reconocido internacionalmente, cuenta con una alta calificación de sus empleados en el sector turístico. Pero esos niveles de instrucción deben transformarse en mejor servicio, en más sentido de pertenencia, en más especialización y conocimiento de la actividad. Vende más quien mejor opción, mejor precio y mejor servicio le ofrezca al visitante. Y si el país ha puesto la mirada en el crecimiento de capacidades y aspira a recibir tres millones de turistas o más, entonces debe plantearse no solo unas eficientes inversiones, sino también el desenvolvimiento de un capital humano capaz y comprometido con esos objetivos.

Muchos otros temas están asociados al desarrollo de la actividad turística. Pero mencionemos solo dos de los más importantes: «Recuperar e incrementar la producción de materiales para la construcción que aseguren los programas inversionistas priorizados del país… (Lineamiento 233), y «elevar la participación de la industria y los servicios del país en los recursos que se utilizan en la operación e inversión turística, con lo cual se contribuirá al desarrollo de otras ramas de la economía» (Lineamiento 266). Es obvio que el turismo, con su pujanza, puede mover infinidad de actividades, crear nuevos empleos y dinamizar otros sectores deprimidos de la economía.



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